VISUALES: Las dualidades de Roidley Pérez Navarro

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Atner Cadalso*

La obra de Roidley Pérez Navarro no puede catalogarse de surreal sino metafórica. La combinación de los elementos y colores dentro del cuadro no obedece a los conocidos conceptos surrealistas de automatismo síquico, la investigación del mundo de los sueños o la plasmación de imágenes inconscientes.  Por el contrario, la relación que observamos en sus cuadros entre objetos dispares, en contextos y atmósferas atemporales o espacialmente indefinidas, procede de una bien diseñada propuesta, casi escenográfica, estructurada para producir un mensaje más directo, aunque no por ello simplista o banal.

Técnicamente los trabajos de este artista se caracterizan por un dibujo realista, cuidadoso hasta el ínfimo detalle, en un logrado intento por crear un verismo casi fotográfico de sus modelos y objetos representados. Esa cualidad fotográfica no constituye un objetivo per se, sino que resulta un ingrediente coherente y necesario, diríamos que imprescindible, en la poética total de este creador. La fuerza visual de sus obras y el impacto que provocan en el espectador tienen que ver directamente con esta manera de reproducir texturas, volúmenes y perspectivas. Otra aproximación formal, menos realista o aparentemente más colorida y libre, perdería en gran medida la capacidad evocadora y polisémica que emana de sus lienzos.

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Es curioso como Roidley emplea la técnica del dibujo no como esquema preparatorio o boceto para un posterior trabajo más acabado sino como destino final y coronación de la obra. El dibujo aparece a lo largo de toda su obra como un universo en sí mismo, a veces suave y cálido, otras veces frío e impersonal, pero siempre ocupando un lugar preponderante en cada pieza.
De hecho, el acabado acromático y preciso del carboncillo y el grafito resulta la contraparte perfecta para los toques de color del pincel, sueltos, informales y vibrantes que suelen matizar sus lienzos. Precisamente de esa suerte de esquema binario parece estar construida toda la poética de Roidley.

Desde sus primeras exhibiciones hasta la actualidad, es notable encontrar siempre la contraposición de dos realidades, percibidas tanto a nivel formal como conceptual: valores y colores, mundo humano y mundo natural, técnicas pictóricas y del dibujo, bidimensión y tridimensionalidad, luces violentas y profundas oscuridades.

Un conflicto entre dos sistemas o cuando menos una dualidad constante entre objetos e ideas, recorre toda su obra y son las principales herramientas perceptuales que emplea el artista para establecer su discurso, el cual incluye las preocupaciones medioambientales, la relación del hombre con su entorno natural o el universo infantil como símbolo de ingenuidad y sabiduría intuitiva, pero que también discurre sobre el cuestionamiento de la “realidad”. De esta manera, mediante continuas dislocaciones, transiciones y yuxtaposiciones visuales, Roidley ha logrado, como verdadero artista, introducirnos sin esfuerzo en la maravillosa cosmovisión de su creación.

*Curador y Crítico de Arte

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1 respuesta

  1. Erne Garrod dice:

    El arte de Rodley es sin duda algo original y hermoso. Simplemente ver de ls manera que concibe sus obras es maravilloso. Uno de los mejores artistas plásticos de Trinidad

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