Úrsula Pomares decididamente maestra

Bessie Rodríguez Landestoy
Galas, matutinos especiales, intercambio con alfabetizadores y entregas de reconocimiento a directivos, docentes y trabajadores del sector de la educación son algunas de las actividades previstas para congratular a quienes desde las aulas entregan lo mejor de sí en la formación y consolidación de valores de las nuevas generaciones. La jornada del 16 de noviembre al 22 de diciembre ha permitido mostrar la labor de Úrsula Cristina Pomares Ortega, ejemplo de consagración a la pedagogía en Trinidad.
Cursó estudios en la escuela José María del Mendive en Sancti Spíritus, ahora Capitán Silverio Blanco. Allí se graduó en 1980 con resultados sobresalientes. En 2005 fue la primera trinitaria en alcanzar el grado de Doctora en Ciencias Pedagógicas. Además, trabajó en diferentes planteles de la zona montañosa y desempeñó importantes tareas como funcionaria e inspectora en la Dirección Municipal de Educación.
¿Desde cuándo supo que quería ser educadora?
Aunque mi madre quería que estudiara medicina, desde muy pequeña llevaba la profesión del magisterio en las venas. En grandes latones que había en mi casa escribía palabras y poemas. En quinto grado empezó el movimiento Guerrilleros por la enseñanza y decidí ser miembro activo. Luego en sexto fui seleccionada por la comisión provincial de educación para comenzar los estudios correspondientes al magisterio. Confieso que a los 10 años decidí mi carrera.
¿Crees que te sientes realizada con esta profesión?
Los encuentros con los estudiantes me hacen ser la persona más feliz que existe. Más cuando logro adentrarme en cada uno de ellos. Cuando imparto las clases creo que lo he alcanzado todo. Recuerdo el periodo especial, un momento crucial en mi vida, en el que a pesar de las dificultades y escases de recursos nunca renuncié al trabajo con los estudiantes.
¿Cuáles son tus fortalezas en esta especialidad?
La disciplina, la asistencia, la puntualidad y el amor incondicional –este último es lo primero-.
¿Consideras que has contribuido a la formación de almas nobles que alimentan la virtud y el decoro?
Los alumnos son mis hijos, a ellos les dedicó largas horas de trabajo. Con amor, les hago entender dónde están sus deficiencias y trabajamos juntos para convertirse en hombres y mujeres de bien. La sólida preparación de posgrado y diplomado que adquirí durante mi carrera me ha dado la posibilidad de intercambiar con jóvenes de nivel superior… y te confieso, ese, es mi mayor desafío.
¿Si volvieras a nacer escogerías nuevamente el magisterio?
Maestra sin pensarlo dos veces.
Pomares Ortega ha ayudado a que sus familiares más cercanos también sean profesionales: su hija es graduada en Ciencias Informáticas e imparte clases a la primera infancia y su nieta cursa la universidad en ciencias pedagógicas.
Por su exigencia y logros alcanzados cumplió misión internacionalista en Venezuela donde impartió cursos de maestrías y posgrado. Es fundadora de la Comisión de Grado Científico de la Universidad de Sancti Spíritus. Pertenece a diferentes asociaciones como la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), la Asociación Nacional de Economistas de Cuba (ANEC), Asociación de Pedagogos de Cuba e incluso a la Asociación Cultural Martiana.
En la actualidad se desempeña como Subdirectora de Formación en el Centro Universitario Municipal Julio Antonio Mella. Allí imparte Metodología de la Investigación, Pedagogía y Fundamentos Sociológicos de la Educación.
Úrsula Pomares está “contagiada” por la innovación y la creatividad personal. Por ello ha recibido el Reconocimiento en la Actividad Científica Educacional, la Condición “Seguidor de Serafín”, el Diploma por haber resultado innovador más desatacado (2013), el Reconocimiento por su actitud destacada en las actividades de la Circunscripción y Vanguardia Nacional en 2008. Estos han sido algunos premios y distinciones recibidas como resultado de su actividad profesional que no solo premian su entrega, sino que ponen en alto el sacrificio de los educadores.