Pepito Tey renace como el Fénix

Luis Orlando León Carpio
Por más de tres años, el repicar de martillos y el olor a mezcla sustituye el bullicio de los niños en la escuela Pepito Tey. Un bulto de rocas, la ausencia del techo, el polvo constante y el ir y venir de albañiles advierten lo que ocurre puertas adentro: una reparación capital que promete con creces devolver un inmueble de altos estándares.
Cuando el 26 de octubre del 2016 comenzaba su rehabilitación capital los más de 300 escolares matriculados allí debieron desperdigarse por locales en la Casa de Cultura, el estadio Rolando Rodríguez, el palacio de pioneros y la biblioteca municipal Gustavo Izquierdo entre otros organismos que sirvieron para continuar el curso lectivo.
“Los padres nos ayudaron a trasladar sillas, mesas. Hay que reiterar las gracias a los directores de esas instituciones porque sin ellos no pudiéramos haber terminado”, confesaba al periódico Escambray Lázaro Yhanes, director de la escuela por varias décadas.
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El deterioro de la madera de puertas y ventanas, techos, instalaciones sanitarias con filtraciones y estructuras en pésimo estado pusieron la alarma en las autoridades locales. Entonces, la Oficina del Conservador de la Ciudad (OCC) intervino con un proyecto que aprovecha para potenciar la doble funcionalidad del inmueble, tanto social como patrimonial.
De acuerdo con Rosela Ayala, directora de Inversiones y Desarrollo, el proyecto en su totalidad comprende dos grandes momentos, según las estructuras en las que está divido el inmueble. La primera fase en la calle Gutiérrez fue rectorado por especialistas de la OCC —la arq. Arianna Domínguez Camacho, proyectista, y la ing. Olaimis Pérez Rodríguez del Rey, inversionista— entre septiembre de 2016 y junio de 2017 y logró rehabilitar lo que fueron la sala y la saleta más ocho aulas, departamentos para docentes y un patio interior.
La segunda parte, en las estructuras que miran a la calle Alameda, cuenta con la contribución de la Empresa de Proyectos de Sancti Spíritus (EPAI). “En septiembre de este 2019 se terminaron cinco nuevas aulas y ahora se trabaja en la biblioteca, el área de computación y el patio central, entre otros. Queremos concluir para finales de 2020”, reafirma Ayala.
En total, la ejecución ha arrojado una suma de más de un millón de pesos en moneda nacional y superior a 200 mil en moneda libremente convertible. La inversión forma parte de las propuestas de la Oficina del Conservador, que ha apostado por el valor del inmueble en su doble función para la comunidad.
Primera etapa: un premio, una mejor escuela
Dos premios de restauración patrimonial fue el saldo que dejó el proyecto “Rehabilitación de la escuela primaria Pepito Tey, del Centro Histórico de Trinidad” en su primera fase.
El resultado acaparó la atención del jurado del Premio Provincial de Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural, quienes les entregaron a sus ejecutores el agasajo principal. En lides nacionales, la Cátedra de Arquitectura Vernácula le otorgó su Premio de Restauración.
En esa obra, como ocurre actualmente, formó parte un equipo de trabajadores por cuenta propia a cargo de Carlos Quintero Muñiz, ejecutor en la parte de albañilería, carpintería, hidráulica, pisos, consistencia y terminaciones.
En conjunto con Educación Municipal, que apoyó con el mobiliario lumínico y desembolsó 3500 pesos, el objetivo fue preservar las características arquitectónicas de un edificio con grado de protección dos, el cual, a pesar de exponerse durante largo tiempo como escuela, fue concebido inicialmente como
vivienda.
Al decir de Domínguez Camacho, una de las premiadas, de esta manera se devolvió a la sociedad un espacio en óptimas condiciones, donde la funcionalidad y la estética arquitectónica conviven armónicamente.
“El edificio mantiene su función actual, a partir de una nueva reubicación de los espacios interiores, así como un nuevo diseño para las áreas libres, localizadas en el espacio del patio. Con similar objetivo el quipo trabaja ahora en la fase dos, que rehabilita el resto de la escuela”, acotó.
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