Rigoberto Montes de Oca Suárez, "a trincha y punta de cuchara"

Ysabel Muñoz
Rigoberto Montes de Oca Suárez, el más reciente merecedor del Premio Umbral que otorga la Oficina de Conservador de Trinidad, se desborda en satisfacciones cuando cuenta sobre sus 17 años de experiencia y su labor excepcional como director de la Empresa de Conservación y Restauración de Monumentos.
El acto de premiación tuvo lugar el 28 de febrero en la Galería Tristá del Centro de Promoción Cultural, con motivo del aniversario 23 de la Oficina. Las palabras preliminares al máximo galardón que entrega esta institución fueron pronunciadas por Duznel Zerquera Amador, las cuales hicieron un repaso por los méritos, cualidades de liderazgo y compromiso por la restauración del condecorado.
Destacó además cómo el funcionario ha realizado un trabajo sistemático de amplio impacto con los jóvenes egresados de la Escuela de Oficios al incorporarlos en las filas de las brigadas de trabajo de la Empresa para su adiestramiento y formación profesional. Vale destacar el rumbo acertado que tomó la entidad bajo su dirección en lo referido a los servicios dentro y fuera de la zona priorizada para la conservación.
Montes de Oca, quien después de su retiro continua en nuestras filas como especialista comercial, se mostró emocionado ante el inesperado reconocimiento. Confiesa que cuando llegó a esta empresa en el año 2003 ya había trabajado en el Ministerio de la Construcción (Mincos) y el cambio fue significativo para él:
“Cuando llegué a la Oficina no me sentía del todo cómodo y le decía a Macholo (Roberto López), a quien debo lo que se de restauración: esto es muy lento y no avanza. La restauración es, como decimos los constructores, ‘a trincha y punta de cuchara’; antes yo trabajaba con grandes grúas y elementos prefabricados que en un día se montaban. Pero con el tiempo pasé de acostumbrarme a enamorarme. Macholo me decía que restaurar es la combinación de lo viejo con lo nuevo”.
La Empresa de restauración, creada en el 2008 —primero dirigida por Ramón Naranjo y luego por Montes de Oca—, ha llevado a cabo obras de amplio impacto para la población, como fueron las ejecutadas para el aniversario 500 de Trinidad.
“Todo el 2013 fue una vorágine de trabajo para la empresa, la Oficina y el municipio. Se hizo una reparación capital al Museo Romántico, la sede terminó e inauguró la casa Mailbrán, se hizo la restauración y ampliación de Amargura 85 y se retocó la pintura y la fachada de casi todas las calles del Centro Histórico. El 500 lo tengo impregnado y nunca se me olvida”.
Hoy, inmersos en obras como la restauración del empedrado, el barrio de las Tres Cruces y la calle Independencia, la constancia de este hombre y la empresa muestran afanes por el remozamiento para mantener el ideal de nuestra Trinidad.
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