Pedro Villafuerte Bernal: «trabajo por acentuar la creatividad de los niños»

Cuando se celebra el Día Internacional de la Infancia, conversamos con este abnegado instructor de arte que ha dedicado muchos de sus años a inculcar el valor de la plástica a las nuevas generaciones.
Bessie Rodríguez Landestoy
Pedro Villafuerte Bernal me recibe en una pequeña aula taller de la Casa de Cultura Julio Cueva Díaz. Su propia obra adorna las paredes del recinto donde labora, con murales y exhibidores en los que destaca la técnica de la plumilla, el acrílico, entre otras. Lo invito a conversar cuando una suave brisa entra por la ventana y refresca el espacio. Tenía esta deuda con quien mereció el pasado enero el Premio Único de las Artes de Trinidad, máximo galardón que entrega el Consejo de la Administración Municipal a la obra consagrada de nuestros artistas. Con palabras exhaustivas dialogamos por unas dos horas sobre su valiosa labor cultural y su desempeño cotidiano a lo largo de tantos años vinculados a la instrucción artística.
La Casa de Cultura, confiesa, “ha sido su mejor escuela de vida”. Aquí evoca sus musas, mientras emprende un viaje por su memoria y regresa a los tiempos en que estudiaba en la Escuela Elemental de Artes plásticas Oscar Fernández Morera, de la que se graduó en 1981. Ese mismo año se abría en Sancti Spíritus el primer curso emergente de instructores de arte para trabajar en las Casas de Cultura con el objetivo de potenciar el desarrollo cultural y formar públicos sensibles, receptivos y críticos.
Luego, en 1984, tras la llegada del servicio militar general, tuvo que abandonar temporalmente su trabajo y no fue hasta 1987, luego de alcanzar la titulación en Ciego de Ávila, que se reincorpora nuevamente. “Los años de estudios fueron de mucho sacrifico porque imperaba el Periodo Especial en Cuba”, rememora a sus 57 años, cuando, recostado en su silla de trabajo, vislumbra esa relación perpetua con la enseñanza del arte que llevó a un nivel superior tras alcanzar la Licenciatura en Educación en Artes Plásticas.
Mas, a su juicio, 39 años de experiencia en el sector han transcurrido muy rápido. Han sido días y noches enteras contribuyendo a la formación de las muchas generaciones de aficionados de la localidad. Recuerda con emoción muchos estudiantes, a los cuales les inculcó la vocación artística con sus métodos y experiencias.
El también pedagogo trinitario refiere que “la comunicación familiar es básica, pues ayuda a los niños a desarrollarse con una autoestima fuerte y con rasgos culturales muy bien definidos”. Tal es el caso de Yudit Vidal Faife. Ella cursaba el quinto grado cuando sus padres pidieron al instructor confianza y sabiduría para ayudar a la consolidación de las grandes aptitudes de su hija. La casa de la alumna sirvió de sede a ambos para colegiar, intercambiar y complementar ideas y teorías. Este constante intercambio derivó en el crecimiento de una de las artistas más notables de Trinidad actualmente.
Pero antes, mucho antes, el arte ya era una certeza para Villafuerte.
«Mi infancia transcurrió de una forma muy feliz y sana. Crecí en el mundo de la pintura, gracias a mi padre, también llamado Pedro Villafuerte, que era pintor autodidacta de brocha gorda, rotulista y caricaturista. A él le debo mucho de mis conocimientos. Aprendí desde chiquito a trabajar con pinceles y otros elementos, pero, sobre todo, a amar el arte».
¿Cuáles crees que son tus principales cualidades?
Tengo el arte de enseñar y me gusta trabajar planificadamente. Soy muy organizado con mis cosas y principalmente con lo relacionado al trabajo. No soy finalista. Además, considero que soy bastante comunicativo con mis amistades y compañeros de trabajo.
En 1982 te iniciaste como instructor de arte. ¿Cuál ha sido la mayor gratificación al trabajar con niños?
«Que nunca se olvidan de esos primeros años. Que siempre les sirve como experiencia lo que les he enseñado. Desde que me gradué he trabajado con niños muy pequeños, incluso de las edades prescolares. Hay que tener mucha paciencia a la hora de trasmitir y moldear la proporción de un dibujo y hacer que el conocimiento llegue a cada uno, pero una vez logrado es un conocimiento que llevan consigo de por vida».
Pedro imparte talleres de artes visuales a los niños en la Casa de Cultura de Trinidad, los cuales se desarrollan principalmente los fines de semana, aunque existen otros momentos después del horario escolar. Siempre enfatiza en las diferentes técnicas y trabajo de libre creación. Durante el proceso individual de los alumnos acentúa mucho en la creatividad artística y la imaginación.
¿Cómo guías tu trabajo para llegar mejor a los niños, adolescentes y jóvenes?
Me gusta trabajar los temas libres y utilizar varias técnicas como crayolas, lápices de colores y temperas en un mismo trabajo.
En ocasión existen problemas en los talleres, principalmente de recursos. ¿Qué alternativa utilizas para dar solución?
Problemas siempre existen y más en estos tiempos. Pero eso no detiene mi trabajo. Alternativas son miles: Utilizo materiales de desecho. Aprovecho elementos de la naturaleza: hojas secas, conchas de mar, aserrín, arena, piedras… ya te digo, uno de mis objetivos es apelar a la creatividad. Los niños tienen una imaginación sin límites que siempre debemos explotar.
¿Hasta dónde llegan los horizontes de Pedro Villafuerte?
Para mí nunca es suficiente lo que hago. Todavía falta mucho por hacer… por ejemplo, brindar conocimiento a los diferentes sectores etarios de la población.
No por casualidad fuiste merecedor del Premio Único de las Artes en este 2021 ¿Qué sensación le provocó la noticia?
Me despertó un compromiso mayor para seguir en la vanguardia de los instructores de arte brindando lo mejor de mí.
¿A qué dedicas el tiempo libre?
«Me gusta primeramente dedicarle tiempo a las creaciones personales, esto me entretiene demasiado y lo otro que es mi hobby favorito es la pesca deportiva con spinning. Integro un club de pesca muy reconocido en la ciudad que se dedica a esta actividad y en su mayoría sus miembros son artesanos, músicos, orfebres».
El éxito de Pedro Villafuerte está dado en una sólida formación humanista. Su labor se extiende más allá de su taller. Por todo su trabajo artístico, ha tenido la posibilidad de compartir con los 5 Héroes de la República de Cuba, el otrora Ministro de Cultura, Abel Prieto Jiménez, y la presidenta de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), en el municipio de Jiguaní, provincia Granma, durante la celebración de uno de los salones De donde crece la palma.
Su atenta mirada revela sinceridad y hondas emociones al recordar distinciones, reconocimientos y premios en eventos municipales, provinciales e incluso nacionales. Por toda su labor en el sector de la cultura fue condecorado con la Medalla Raúl Gómez García. En la actualidad, muchas de sus obras plásticas ambientan y embellecen salones, oficinas, aulas y puestos médicos de la Delegación Provincial del Ministerio del Interior (MINIT) en Sancti Spíritus y la Dirección Provincial de La Forestal.
¿Cómo proyecta el futuro de su vida laboral dentro de 20 años?
Lo primero es contar con salud y fuerzas para concretar nuevos compromisos y retos a corto y largo plazo. De momento, quiero continuar trabajando hasta que Dios me lo permita. Mi mayor placer es aportar mis conocimientos a las futuras generaciones y así contribuir con nuestra cultura para que esté siempre en lo más alto del podio.
En estos tiempos de confinamiento por la COVID -19, ¿Sientes que el trabajo se ha detenido?
¿Detenerse?, para nada. Sigo trabajando y monitoreando a los muchachos desde casa para los futuros eventos y exposiciones.