Trinidad en el viaje americano de Humboldt

Lic. Esteban Acosta Rodríguez

El viaje americano de Alejandro de Humboldt comenzó el 16 de julio de 1789 cuando llegó a Venezuela, y terminó el 3 de agosto de 1804 en el puerto francés de Burdeos. Comprendió a Venezuela (1789-1800), Cuba (1801), Colombia, Ecuador y Perú (1801-1802), México (1803-1804), y otra breve estancia en Cuba y Estados Unidos (1804). Fue un inmenso laboratorio donde pudo probar sus teorías sobre el paisaje, el clima, la botánica, las corrientes oceánicas y otras ramas de las ciencias de la tierra, así como de la etnografía y la arqueología. Durante este período confeccionó los mejores mapas que se hicieran en su tiempo de Cuba y Nueva España (México).

Sus escritos aparecen en la conocida Relación Histórica del Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente, publicada en París entre 1814 y 1825. Vale destacar que en este monumental libro de viajes hay solamente dos obras paisológicas: Los ensayos políticos sobre el reinado de Nueva España y Sobre la Isla de Cuba, este último, editado en español por primera vez en París en 1827.

El científico alemán se considera el primero de los expedicionarios de la era moderna que llegó a un concepto global de la geografía. Cuando realizaba investigaciones sobre la flora, la fauna, la geología, la etnología o las comprobaciones matemático- geográficas, «[…] lo que le importaba realmente era la Geografía en el sentido realmente complejo de la palabra. Gracias a ello, pasó a ser autor de una nueva concepción de la geografía y de un método avanzado de análisis geográfico que hasta el día de hoy sigue conservando su validez».

Pionero de las ciencias geográficas modernas, su visión es profundamente geoecológica: su sentido de observación de la naturaleza como un todo, está cerca de la perspectiva ecológica actual que cuestiona las interrelaciones causales. También fue un precursor de la conservación del patrimonio natural y cultural, anticipándose al concepto de monumento histórico que cristaliza en 1830, y al de monumento natural, figura conservacionista que existe hoy en los sistemas de áreas protegidas de casi todo el mundo. Con una capacidad de observación asombrosa, llegan Alejandro de Humboldt y su ayudante científico y amigo, Aimé Bonpland, el 14 de marzo de 1801 a la ciudad de Trinidad.

Humboldt en Trinidad

Llega a Trinidad en su viaje hacia el puerto peruano de El Callao, donde pretendía contactar con el capitán francés Baudín para enrolarse en el viaje de circunnavegación que este último pretendía realizar. Así, fleta una goleta catalana que sale de Batabanó el 6 de marzo de 1801 y llega el 14 del propio mes a Trinidad, en un inusual largo viaje que normalmente duraba tres días. Según Fernando Ortiz, «[…] la arribada del barco de Humboldt al puerto de Trinidad no obedeció a un itinerario preestablecido. Sólo fue por falta de agua, según escribe el viajero a su hermano Guillermo Al decir de Humboldt, «[…] el 14 de marzo entramos al río Guaurabo, uno de los dos puertos de la Trinidad de Cuba, para echar a tierra el práctico de Batabanó que nos había zampeado al atravesar los bajos de los Jardinillos».

Antes de entrar a puerto, el sabio alemán realiza una práctica oceanográfica: mide la temperatura del agua de mar. Desembarca, en horas de la tarde, para hacer algunas observaciones astronómicas, pero accede a la invitación de unos pulperos catalanes de visitar la ciudad. Durante el trayecto de la boca del Guaurabo a Trinidad describe el camino y hace gala de la acuciosa mirada paisajística y su poder de síntesis geográfica. Una interpretación del texto nos permite descubrir que:

• Geomorfológicamente, determina la génesis marina de la llanura que parece nivelada por una larga mansión de las aguas.

• Fitogeográficamente, hace un distingo cuando afirma que la vegetación tiene un carácter particular debido a la palma miraguana que allí vieron por primera vez.

• Junto a Bonpland herboriza la especie en cuestión, que resulta uno de los cuatro tipos de palmas descubiertas por él. Refiriéndose a la colecta botánica, en su libro Nova Genera et Species Plantarum [I: 93-318] dice: «[…] maritimus Insulae Cubae inteurben la Trinidad, Puerto Casilda et ostia fluminis Guaurabo […]» («en la Isla de Cuba entre Trinidad, Puerto de Casilda y el río Guaurabo»).

• Edafológicamente, hace una valoración del suelo, su uso y posibilidades agroproductivas. Este análisis, en que su visión científica de la naturaleza se une a la dimensión de la razón estética, es magistral. En esta descripción del paisaje entre el Guaurabo y Trinidad estamos ante un ejemplo de síntesis de ciencia y estética, de concepción y percepción, de investigación y arte. Además, ofrece detalles de las Lomas de San Juan e informa de su ubicación, constitución geológica y características geográficas e hipsométricas. Sus cimas desnudas y áridas aún hoy son un distingo de este paisaje montañoso. Por fin llega a Trinidad, al salir del bosque en una cortina de colinas. Hace un análisis de la geografía urbana de la ciudad: fundación, causas geoeconómicas de su ubicación y características citadinas. Visita la iglesia Nuestra Señora de la Popa y determina su posible altura. Alojado en la casa del señor Muñoz, realiza observaciones astronómicas para determinar la latitud y longitud de la ciudad.

El Teniente Gobernador de Trinidad, Alfonso de la Viana, sobrino del astrónomo Antonio Ulloa, le ofrece una fiesta, donde resalta la presencia de franceses.

Seguidamente hace una valoración —ahora le llamaríamos análisis de factibilidad—, entre los puertos de Casilda y Guaurabo, en la que utiliza un método análitico aún hoy vigente en la planificación territorial: el análisis espacial e interdependiente. De nuevo, en este otro tema trinitario, se encuentra un ejemplo concreto de la metódica comparativa de las investigaciones e ideas de Humboldt. Como plantea Osten, «[…] es ese don comparatista omnipresente y altamente evolucionado el que le proporciona ese dato-bisagra genialmente productivo con el que sabe relacionar, iluminándolos, todos los demás datos. Es el que da lugar a esas mil y una relaciones entre las innumerables mediciones, observaciones, análisis, descripciones […]».

En casa de don Antonio Padrón terminará su estancia de dos días en Trinidad. Admira esos dones felices de la naturaleza que se reflejan en la mujer trinitaria y, en coche, regresa al Guaurabo, no sin antes admirarse de la profusión de cocuyos que, cual regalo de la naturaleza por su aporte a esta tierra, quisieran homenajearlo.

Se sueltan las amarras, la nave despega de los tablones del muelle. Los pájaros nocturnos, las sombras de la tupida vegetación y la luminiscencia de los cocuyos y las olas irisadas, se pierden de vista. Al igual que las palmeras, también dejan de verse las colinas que guardan a Trinidad. Humboldt le dice adiós a una región bella y romántica.

Viajero universal y padre de la geografía moderna, la dimensión humboldiana es un tema de interés entre los geógrafos históricos latinoamericanos cuando se estudian los aspectos de su obra referidos a las localidades que visitó en su largo periplo por los diferentes paisajes americanos. Su trabajo científico, que incluye numerosos mapas de estos lugares, así como relatos y explicaciones descriptivas de sus recorridos, permite analizar su trascendencia en la geografía moderna.

Por tanto, es válido examinar la estadía en Trinidad del sabio alemán bajo el prisma de un análisis contemporáneo de la geografía, fundamentalmente como expresión de la síntesis geográfica como elemento primordial del mundo de los conocimientos en esta ciencia. Durante su estancia en Trinidad, trata cuatro temas fundamentales:

• Geografía física: la descripción del viaje del Guaurabo a Trinidad es una pequeña obra maestra de síntesis geográfica y análisis geoecológico, es una pintura de los paisajes. Bien vale recordar las palabras del geógrafo alemán cuando expresó: «La tentativa de descomponer en sus diversos elementos la magia del mundo físico, llena esta de temeridad; porque el gran carácter de un paisaje, y de toda escena imponente de la naturaleza, depende de la simultaneidad de ideas y de sentimientos que agitan el observador. El poder de la Naturaleza se revela, por decirlo así, en la conexión de impresiones, en la unidad de emociones y de efectos que se producen en cierto modo de una sola vez».

• Geografía urbana.

• Geoeconomía regional: azucarera y de comunicaciones, como parte de su metódica comparativa.

• Geomatemática. Trinidad, agradecida de Humboldt, develó el 11 de octubre de 1947 el primer monumento que Cuba dedicara al insigne sabio alemán. Una tarja en la casa donde se hospedó, en la calle Cristo No.7, honrará por siempre la memoria de un amigo.

Tarja en homenaje a Alejandro de Humboldt

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